23 feb 2011

Jorge Alarte y la fuerza del sino

Jorge Alarte ganó el congreso de su nombramiento como secretario general por poco. Una victoria por la mínima es una victoria suficiente y, además, no hacen falta mayorías búlgaras para legitimarse en democracia. Desde aquel septiembre de 2008 se impuso una calma chica en el interior del PSPV y, gracias a ella, podría nuestro Jorge haberse dedicado a difundir su mensaje de salvación de la izquierda valenciana. Y no puede decirse que le fallaran las fuerzas, lo que le falló fue el mensaje.
No había mensaje. O -por ser más claro- Jorge no tenía nada que decir. Ya lo había demostrado en el proceso congresual: La ponencia marco que servía de base a aquel congreso era de una inanidad indiscutible, una castaña infumable en la el debate de mayor calado lo suscitó el nombre del partido y el impreciso “giro al centro”. Esa ponencia no mereció, que yo recuerde ni una sola enmienda, por su parte o sus partidarios. Esta actitud de J.A. confirmaba un cierto desprecio (¡… un desprecio cierto!) por los aspectos teóricos y, sobre todo, una miopía considerable e impropia de del “dirigente joven aunque sobradamente preparado” que cree ser.
Y a falta de discurso (en el que nunca creyó) se refugió en la imagen y en jugar a la contra. Como los entrenadores de equipos pequeños le dio el balón al contrario con la secreta esperanza de “robar y salir al contragolpe” (¡dicho sea lo de robar en términos deportivos, que hay mucho susceptible!).
La obsesión por la imagen le llevó a ser previsor y se construyó varias. A veces se viste de “Obama” (hay quien dice que para ciertos pasquines se oscureció la piel), otras prima el hombre de humildes orígenes que se ha hecho a sí mismo, no pocas aparece que añora no haber estado en Paris 68 y, -¡no podía faltar!- el hombre de estado ante el que palidece Churchill. Lo malo de tener varias imágenes y querer utilizarlas todas, y a la vez, es que crea una confusión superlativa entre los ciudadanos que acaban por no saber quien les habla.
Si además no saben de qué se les habla cuando les habla y a un mensaje le sigue inmediatamente otro que lo desmiente, la confusión acaba en un desconcierto monumental. ¿Cuántas veces ha sostenido Alarte una cosa y la contraria pero con idéntica voz engolada? ¿Cuántas veces habló de lo intrascendente pero con gesto de gravedad fingida? ¿Cuántas veces calló por un puñado de votos ajenos? ¿Cuántas veces ha vendido humo? ¿Cuánto humo ha vendido? ¿Por qué dejó en manos de un delegado de gobierno sus propias obligaciones? ¿Cuántas propuestas –¡no brindis al sol!- hechas por PSPV en los últimos años es capaz de recordar ahora un ciudadano o un, incluso un dirigente? ¿O, sin ir más lejos el propio J.A.? Con estas preguntas nos hemos plantado en las elecciones, sin que las expectativas hayan mejorado ni un poquito.
Pero J.A. y el PSPV tienen una larga experiencia en procesos de designación de candidatos. Ahí los JASP de Blanquerías, ante lo que parece una derrota electoral sin paliativos, han vuelto a las formas que tantos disgustos han causado a su base electoral: han puesto en marcha la centrifugadora de votos. Hasta los más cegatos han avistado que los próximos años serán también años de plomo y de sequía y, llevados por un estúpido y estrecho sentido de supervivencia, han decidido repartirse la miseria. Las propuestas de candidatura para las elecciones autonómicas parecen dictadas por el enemigo. Porque parece bastante estúpido acumular errores y al hecho de no conseguir adhesiones se le acumula la estulticia de fraccionar los apoyos. J.A. no se conformará con su fracaso porque tiene a mano el desastre total.
Los ciudadanos y su base electoral seguiremos lamentando este PSPV de los renovadores de la nada. Y seguiremos al PSPV renovado. A un partido con marcos conceptuales claros, con propuestas que nacen de análisis políticos serenos y que conforman una voluntad colectiva indudable, con un sujeto social identificable y con dirigentes que hagan honor a ese nombre.
Seguiremos esperando porque no tenemos alternativa. Porque negamos la existencia de un sino inevitable. Porque sabemos bien que “no todos son iguales”, pero lamentamos que hay gente que se empeñe en desmentirlo.

21 feb 2011

Majos y molones

Es posible que yo esté un poco harto de la política española. Pero de lo que estoy más harto es de los no paran de decirlo a todas horas, en cualquier ocasión y al menor descuido. De esos que creen, además, que ese discurso les hace mejores y más listos. De los que despotrican contra todos y contra todo lo que suene a partidos de amplia base.
Bien. De acuerdo. Sois los más inteligentes. Sois los que nos libráis de que España sea un país grasiento y casposo, lleno de políticos tontos de capirote y zafios hasta la indignidad. Sois esos a los que no se os puede engañar porque estáis al cabo de la calle. Y os habéis asociado –si puede decirse así- a Anonymus, para crear en España una cosita molona, hiperrmoderna, superideal, con careta veneciana y un poquito pija que llamáis Anonymus España. AE debe constituirse -¡qué menos!- en ese espacio de libertad que precisa el individuo en esta sociedad asfixiante; ese espacio que os permita reconoceros como lo que sois: los adalides de la libertad de expresión.
Para vosotros no es un verdadero problema que hayamos alcanzado el 20% de desempleo, que las cifras del paro juvenil rocen el 40%, que toda la generación del 80 se pierda, o se encuentre reponiendo género en grandes superficies y que la economía esté estancada desde hace tres años. No es problema los pirómanos se permiten dar consejos de cómo apagar el incendio. ¡Eso no son problemas!
El gran problema de España es la “ley Sinde” y lo demás literatura. Sois los que tenéis claro que la libertad se concreta en poder bajaros “gratis total” la 6ª temporada de Perdidos y lo último de Camela.
¿Cómo es posible que ZP y la Sinde se hayan atrevido a cuestionar el sagrado derecho que sólo a vosotros os asiste a distribuir lo que es ajeno? No se puede tolerar. Y habéis montado un follón de toma pan y moja. Un follón que se ha llevado por delante al pusilánime presidente de la Academia de Cine.
Y ahora resulta que la ley Sinde se aprueba en el senado con los votos de PSOE, PP y CiU. ¿Qué hacer ante tal afrenta de los representantes ciudadanos? Pues crear una página donde se reclama que no se vote a esos partidos y se opta-si se opta- por partidos distintos y que proclamen la obscenidad de Sinde y su ley.
Si uno echa cuentas se aflige al pensar que se está reclamando que no se vote a quienes reúnen más del 90% de los escaños del Senado y se opte –si se opta- por partidos minúsculos y defiendan lo que defiendan, pero… que no defiendan la ley Sinde. Así acabará el odiado bipartidismo.
Está claro que no os gusta cómo está el patio en este país. Ni a mí. Ni a nadie. Pero, muchachos, ahí afuera las cosas no están como para echar cohetes ni atan los perros con longanizas. Mirad Italia. Y no sólo Italia… (otro día entro en este tema)
Además con lo fácil que lo tenéis no sé porqué no osáis ir un poco más allá. Mirad en la ciudad de Valencia el número militantes del PSPV a duras penas alcanza dos mil personas; y los del PP unos diez mil. Si os ponéis al tajo eso lo reunís vosotros en un día a través de las redes sociales. Al grito de “contra Sinde, su ley y los partidos que la aprobaron” ¿quién duda que podéis ganar la alcaldía de la ciudad? Y a partir de ahí, el mundo
Así que participar es la palabra. Incluso con mascara veneciana.

18 feb 2011

Sortu, la Fiscalía y los mártires de la Ultracausa

La Fiscalía y la Abogacía del Estado presentarán, al Tribunal Supremo, alegaciones a la legalización de Sortu, basándose en informes elaborados por la Guardia Civil.
La noticia ha sido acogida por el PP y sus próximos con aparente alegría. Menos entusiasmo han mostrado los voceros oficiosos y los poderes mediáticos del ámbito pepero. Aunque lo esperaban también lo temían. Desde la aparición del nuevo partido independentista vasco, Rajoy , sus ministrables y todos los que ahora van en auxilio del que creen ganador de las próximas elecciones, insistían en dejar bien sentado que Sortu no podía ser legalizado y de la posible legalización hacían responsable directamente al Ministerio del Interior y a Rubalcaba.El TDT Party, su LD, intereconomía, esFede, Oreja y demás mártires de la ultracausa reconocían a regañadientes que no era una “mala noticia”. Aunque -¡por qué no aprovechar las frías aguas del Pisuerga!- barruntaban que tal paso estaba también pactado en alguna tarde aburrida durante su eterno encamamiento con “la ETA”. Quizá durante el cigarrito de después.
Rubalcaba hizo lo que se esperaba de él: encargar la redacción de informes que dieran posibilidad al pronunciamiento del Supremo. El recurso tiene una doble función: judicializar preventivamente la decisión y eludir la responsabilidad mediática de la legalización o ilegalización de Sortu. Le cabía otra alternativa pero… ¡a qué dar cuartos al ppregonero!
He leído los informes de la Guardia Civil. Y por más que lo leo no encuentro asideros donde el Supremo pueda agarrarse para ilegalizar a Sortu. Veamos:

Argumento 1.- “Sortu es la continuidad Batasuna”. Cierto. Puede ser la continuidad de Batasuna pero… ¡no es Batasuna! De la misma manera que el martes es la continuación del lunes pero no son el mismo día. Además parece esencial que sea la “continuidad de Batasuna por otros métodos.

Argumento 2.- “Sortu tiene dirigentes que lo fuero de Batasuna” ¿Y eso qué prueba? ¿A quién se le pide que cambie discurso, estrategia, filosofía y estatutos? ¡A Batasuna! No se le puede pedir que cambie y acusarles cde haberlo hecho y, además, de que debían cambiar los dirigentes. Que Ínigo Iruín sea protagonista y promotor de la nueva formación y de sus estatutos, son argumentos a favor y no un inconvenientes. ¿Qué dirían los tamborileros de extrema derecha y Mayor Oreja si los promotores fueran otros ¿quizá que presentaban dirigentes “tapados”, lo cual probaría la perversidad del proyecto? O sea, ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio.

Argumento 3.- “La renuncia a la violencia es una mera estratagema”. Pero era una condición sine qua non para la posible legalización. Si renuncian a la violencia “incluida la violencia de ETA a si la hubiere” decir que es una estratagema a posteriori es, además de un prejuicio de intenciones frente al que no hay manera de argumentar a contrario.

Argumento 4.- “ Batasuna les pagó el viaje de los promotores del nuevo partido a Madrid”. Argumento que tendrá mucho éxito entre los ultras y los hooligans habituales del PP pero que, esencialmente, es una idiotez.

Estos argumentos, que son los esencialmente esgrimidos en los informes de la Policía y la Guardia Civil, resultan lo suficientemente fútiles como para que al Supremo se le haga muy cuesta arriba un pronunciamiento en contra de la legalización. Quizá no haya más

Pero ya verán como los tamborileros de la derecha acusan a Rubalcaba y a toda la Policía de “no decir la verdad, de ocultar datos, de borrar huellas, de fabricar pruebas falsas”.

¿Les suena?

11 feb 2011

Sortu como oportunidad


Normalizar es conseguir que acaten las normas los que no lo hacen.
Batasuna (Sortu) ha presentado unos estatutos. Ha rechazado la violencia y -citan textualmente- “la violenta de ETA…”.
Quienes presumimos de tener la cabeza sobre los hombros nos cabe una pregunta ¿integramos a esta Batasuna en el sistema?

Los frikis de extrema derecha y su TDT Party ya sabemos lo que dirán. Su opinión importa, pero como es inmutable y refractaria a cualquier razonamiento lógico, importa poco.
¿Qué dicen los demás?. Una buena parte del país responde: no. ¿Y por qué no? Porque se identifica a Batasuna con ETA. Y ahora, que la pintan calva, aspiran a lo que parece algo al alcance de la mano: la rendición incondicional de la banda de bandarras.
Su respuesta es lógica tras tanto sufrimiento y compasión. ¿Quién puede reprochárselo?
Sin embargo deberíamos tentarnos la ropa, repensar lo que decimos y resolver un dilema que me aparece ineludible: ¿Es indiferente la forma de acabar con todo esto o bien la forma de normalizar el País Vasco se prolongará más allá de la desaparición de ETA?
Dicho de otro modo: ¿Nos conformamos con una normalización burocrática o aspiramos a que los vascos -¡todos los vascos!- asuman como propia la cultura política y la normalidad de la España democrática?
El atentado de Barajas fue doloroso y sorprendente. Y, sobre todo, fue una torpeza infinita. Demostró que los “pensadores y líderes” de ETA estaban en la trena y quienes entonces dirigían la banda eran un grupo de descerebrados y patanes. La sentencia del Tribunal Europeo Derechos Humanos y su nihil obstat sobre la Ley de Partidos acabó con todas las esperanzas de la izquierda aberzale a mantener una mínima parte del cierto respeto internacional del que había gozado. El llamado, en palabras de Aznar, “movimiento de liberación vasco” fue criminalizado en su totalidad. Sin distinguir tirios de troyanos. Sin distinguir electores de elegibles. Para el gobierno resultó fácil cercar a ETA y ahogarla en su impotencia.
¿Que hacer ahora? Lógico sería continuar la estrategia, asumir los postulados del sector intransigente y mucho más que intransigente del españolismo y olé. Asumir, por ejemplo, que Sortu está cumpliendo la ley -¡como si fuera nimiedad!- sólo y simplemente para entrar en la carrera electoral, y con esos no basta.
Pero suponiendo -¡y es mucho suponer!- que sólo estuviera en sus manos, ¿debería el gobierno permitir la presencia de Sortu en estas elecciones? ¿Qué pasaría si, finalmente, no pueden presentarse? En el plazo inmediato, un cabreo importante por parte de los abertzales Sin embargo la banda está tan débil que no podría romper la tregua que se han decretado a sí mismos. Si Sortu concursa en las elecciones será el españolismo quien se cabree.
Es arriesgado decirlo, pero si participan, sin condiciones previas o posteriores, y la presión policial sobre ETA continúa de la misma manera, Sortu tendrá la oportunidad de construir un discurso que se desmarcará cada vez más de las redes de la organización permitiendo la representación política de miles de vasco.
Creo que ha llegado el momento de dar un paso adelante y acabar definitivamente con ETA de una forma nada paradójica: permitiendo que la base electoral batasuna se haga adulta definitivamente.