2 mar 2014

Primarias en el PSPV: Bufar en caldo gelat



Algunos pocos me han sondeado acerca de mi opción en las primarias del PSPV. No me cuesta nada  decirla en privado pero era  reacio a manifestarla públicamente. Pienso (o pensaba) que ahora es el tiempo de los candidatos, de escuchar sus propuestas para sacar al País Valencià  del marasmo en que le sumió la derecha; es tiempo de conocer las medidas para cambiar esta cleptocracia y devolver a la gente la normalidad democrática. La publicación de un libelo jurásico en forma de cartel, ha hecho que mude de opinión.
No tengo las primarias como una forma incuestionable de seleccionar a los candidatos. Cierto que el procedimiento tiene indudables ventajas.  Pero tiene  algunos innegables inconvenientes. Y no es fácil encontrar el  equilibrio.

Uno de estos inconvenientes, en un proceso de primarias sin tacha,  es la  legitimidad que adquiere el candidato así elegido. Dicho así parece un sinsentido, ¿cómo la mayor legitimidad puede ser un problema?  Sencillamente,  porque supera  la legitimidad que le otorgaría  el ser elegido sólo por el partido. El candidato elegido en primarias trasciende el compromiso programático de la organización y entra, o puede entrar, en contradicción  con su línea estratégica. Si además el candidato elegido  no es el secretario general , convivirían  dos legitimidades democráticas indudables. Que  corren  riesgo de colisión. Y si esa colisión se da, antes o después, las primarias terminarán siendo un problema. Un problema, esencialmente, para la organización.
El proceso  no asegura que se elija al mejor, al más capaz, al más responsable, al más de izquierdas, al más socialista, etc. Las primarias sólo reparten entre más,  y más allá de la organización,  la responsabilidad de la elección; buena o mala.  ¿Quién podrá, desde el interior del partido, cuestionar su gestión posterior,  por cuestionable que sea?  Sólo unos locos.  Unos "insidiosos", unos "enredadores" como si duda se les tachará, por más atendibles que sean sus razones.
Pero nada de eso ocurrirá en el proceso de primarias del PSPV. Porque no es un proceso normal.   Al menos tal y como yo lo entiendo. Trataré de explicarme.
Cuando el Comité Federal autorizó las primarias en la Federación Valenciana todos supimos n que se trataba de un "ensayo general con todo" para las primarias de verdad. Nadie se creyó la urgencia de elegir al candidato a M.H.  President de la Generalitat "en previsión de que se convocaran elecciones autonómicas anticipadas. La exigencia de doblar los avales de los militantes fue una decisión que conjuraba dos peligros: de una parte, permitir que pocas candidaturas alcanzaran el umbral para concurrir;  y de otra,  no acreditar evidentemente  la escasa militancia de la Federación Valenciana.
Es un proceso como los de siempre. Los dos aspirantes  se lanzaron a conseguir los avales necesarios. Y cuando los tuvieron, se lanzaron a conseguir más de los necesarios, no se sabe con qué intención.  Ximo Puig ha presentado un número que equivale al 52% de la militancia y Toni Gaspar el 20%.
Una vez conseguida la nominación, los equipos de ambos, no  han esperado a que los ciudadanos interesados y comprometidos  se acercaran a las agrupaciones para inscribirse como "simpatizantes". Ciertamente algunos lo han hecho. Pero la mayoría son consecuencia  de la carrera desbocada  entre los equipos de ambos  para apuntar, a toda costa, a cualquier ciudadano que se dejara sorprender en su amistad o buena fe. Los viejos usos, los tics de siempre  afloran de nuevo. Y en ambos. En los dos.
Paralelamente Puig y Gaspar se han dedicado a recorrer la geografía, para " hacer kilómetros" .  Y los han hecho. Y los han hecho sin ton ni son.   Podrían haber aprovechado cada ocasión para mostrar las líneas maestras de su pensamiento político, sus ideas sobre el encaje del País en la España Federal, cómo enjugar la monstruosa deuda de la Generalitat, qué modelo de financiación proponen, cómo articular y vertebrar el territorio, cuáles serán sus políticas sociales, cómo se pretende revertir el modelo sanitario del PP valenciano, qué papel reservan al municipalismo, etc.
 Ciertamente sobre estas cosas se ha escuchado poco. Puig se ha cuidado de mantenerse en una línea "presidencial"  prudente pero sin arriesgar nada. Reuniones y más reuniones, mucho discurso insulso,  mucha foto en grupo, pero de "forment ni un grà".
 Por su parte Gaspar se ha dedicado a " bufar en caldo gelat" .  A   mirar el ombligo del PSPV (¡que eso no toca ahora, hombre!)  y a  esgrimir, además,  todo el  argumentario  para guardería:  arremeter contra el "aparato" (sin reparar que él mismo formó parte del lamentable aparato de Alarte que convirtió una derrota electoral en un desastre)  y poner sobre el tapete toda una colección de tópicos y lugares comunes que aconsejan los libros de autoayuda  electoral. No han faltado alusiones al cambio ("ideas frescas") , a las diferencias generacionales (qué joven soy y qué viejo es el otro, "ma non troppo", añadiría yo) , a los prejuicios (el otro lleva toda la vida chupando del bote  y yo acabo de llegar), al desprecio por  experiencia frente a una teórica espontaneidad (es decir, haciendo de la necesidad virtud), cierto juego sucio también...
 Quien quisiera informase sobre el pensamiento político de los aspirantes debería "buscarse la vida". Yo, a falta de mejores posibilidades, acudí a las fuentes:  los posibles libros publicados, las conferencias en foros políticos;  los  artículos de opinión ( de uno se encuentra esto  y de otro no se encuentra nada), a los blogs personales (ambos han congelado los suyos)...  La revisión , como se ve,  resulta algo frustrante. Pero con esto hay que arar.
No me voy a abstener en las primarias. Nada de eso.  Tenía que tomar una decisión y la he tomado. Porque valoro mucho  30 años de experiencia política y de gobierno; porque creo imprescindible la formación teórica y práctica;  porque, en un partido,  el aparato me parece necesario; porque para decir algo no vale decir cualquier cosa;  porque,  en caso de duda,  es mejor no decir nada;  porque creo que las cosas complejas no tienen una explicación sencilla;   porque rechazo las simplificaciones;  porque valoro el relevo y detesto  la defenestración, ...
Por todo eso votaré a Ximo Puig.
Tiempo habrá para el entusiasmo.