12 ene 2017

Somos así (... a propósito de Bauman)

En el PSOE somos como somos, y nos pasa lo inevitable.

En este siglo nuestros congresos habitualmente son congresos de urgencia: casi siempre tenemos que elegir rápidamente al Srio. Gral. porque el anterior ha huido, ha dimitido o lo hemos echado. Y, además, como nuestros estatutos se nos hacen viejos muy pronto, sucumbimos a la tentación de incumplirlos. Y así, finalmente, nos obligamos a caminar por sendas organizativas inexploradas y experimentales. Somos esclavos de una especie de “filosofía organizacional líquida” (a propósito de Bauman) a la que previamente hemos dotado de una dudosa y efímera legitimidad. Nos ha pasado varias veces. La última vez que nos sucedió terminamos seleccionando a PdrSnchz con el resultado conocido.

Para llegar ahí, nos dedicamos a labrar con mimo el propio fracaso. La dimisión de Pérez Rubalcaba nos abocaba a otro congreso de urgencia y daba ocasión a la revancha de quienes había perdido el Congreso de Sevilla y no lo habían asumido. Podía haberse quedado la cosa ahí pero ¿por qué conformarse con un pequeño fracaso si teníamos al alcance el fracaso total? Madina forzó que la elección del Scr. Gral. se hiciera por el sistema de “un militante un voto”. Eso no lo permitían los estatutos de entonces (tan es cierto eso, que hubo de llamarse al invento “consulta a los militantes”) , pero - ¡qué diablos!- la cosa era tan popular y tan populista que, rápidamente, se creó alrededor del invento un extraño consenso

Pocos repararon en que se abocaba a la organización a tres peligros inminentes:
- Uno era la posibilidad de que el elegido lo fuera por una minoría mayoritaria y por tanto con menos apoyos a favor de los que tenía en contra; posibilidad que se materializó.
- El segundo residía en que se daba ocasión a que hubiera tres corredores donde la equívoca presencia de uno fue promovida para que simplemente jugara el papel de liebre en la carrera. Este peligro también materializó.
- El tercer peligro era el enfrentamiento entre dos legitimidades: la del Secretario General elegido por las bases inspiradas por el aparato y la legitimidad de los órganos de control, también elegidos por las bases e inspiradas por los barones territoriales, es decir, por el aparato. Ya se sabe en qué clase de desastre acabó este enfrentamiento.

Los estatutos derivados del último congreso oficializaron lo que nos empeñamos en impropiamente “primarias”. Por lo tanto el nuevo Secretario General será elegido por este mecanismo. Y de la forma que se propone es un error. Un error que pone el carro antes que los bueyes: es decir elige a una persona para dirigir una política concreta que el congreso sólo decidirá posteriormente. Es una locura. Otra más.

Aunque únicamente sea por eso, uno observa con cierta envidia el debate en Podemos donde se plantean, o bien votar conjuntamente documentos y dirección, o bien votar primero los documentos (la política) y elegir posteriormente la dirección (los nombres y cargos) . Sin duda una forma es mejor que la otra pero… ¡ambas son lógicas!

En el PSOE hemos decidido que antes de hacer lo lógico, vamos a explorar todas las alternativas. A un alto precio


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