Alfredo Pérez Rubalcaba es el único superviviente político de la anterior época del socialismo español. Se desenvuelve como pez en el agua, desde su condición de viejo camaleón de la era de Felipe González, en este universo de alevines de la política en que está convertido el PSOE. Siempre le tocan misiones imposibles
El presidente se fía de él
Sobre el robo de las pistolas y el anuncio que hizo el presidente de las consecuencias que tendría el acto cuando se confirmara la autoría, el ministro de Interior lo ha ventilado diciendo que este "no era el momento de hacerlas públicas".
Alfredo Pérez Rubalcaba acumula dos fracasos recientes tal vez porque los encargos no solo eran imposible sino quiméricos. El primero fue el control de la gestión de las elecciones en Cataluña para evitar el "tripartito". La imposibilidad metafísica de intervenir la ambición de José Montilla hizo inviable la encomienda. En el tema vasco, Rubalcaba hereda parámetros envenenados en los que la incompetencia de quienes iniciaron este asunto, alimentando esperanzas en ETA que se escapaban de la viabilidad, ha devenido en una olla que no puede parar de hervir.
Creo que será bueno que Rubalcaba sobreviva a esta situación porque es imprescindible alguien con sentido político en el solar de Moncloa.
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