23 abr 2015

Unas cuantas cuestiones electorales. D'Hont condenado por desconfiados.

Las elecciones municipales y, sobre todo, las autonómicas actualizarán un viejo debate. ¿Hay que cambiar la ley electoral?  Quizá sí.
 Pero dos consideraciones previas:

Una) Es más fácil decirlo que hacerlo.
Otra) A la hora de proponer la ley  alternativa que se sepan las fortalezas y debilidades de la ley actual.

La Ley Electoral  (LOREG) data de 1985, fue aprobada  sin ningún voto en contra (no es baladí recordarlo)  y ha sido modificada varias veces pero siempre en aspectos bien secundarios.
Se redacta como un mandato de la Constitución y, más concretamente, al amparo del artículo 68. Sólo lo que en el Título III figura requiere un cambio constitucional. La mayor parte de la LOREG se puede cambiar con la mayoría parlamentaria necesaria.

Una de las cuestiones controvertidas es la forma de asignar escaños.  ¿Cómo se reparten los escaños? Actualmente se lleva  a cabo mediante un reparto D’Hont. Este sistema ha sido ampliamente criticado y concita actualmente las iras de los partidos pequeños ya que, se sugiere, es  la causa de la escasa proporcionalidad de la LOREG.

¿Es realmente  la forma  D’Hont esa perversa  fuente de desproporcionalidad en el sistema electoral vigente? ¿Es la causa de que los partidos como IU y UPyD demonicen la ley electoral y exijan su derogación y cambio inmediato?

Por partes,  como dijo Jack.   Es cierto que estos partidos tienen buenas razones para demonizar la ley electoral. Pero  no debería atribuir a D’Hont una responsabilidad que, objetivamente, no le corresponde. Su fórmula, su “ley”, está basada en un principio simple

Si se trata de repartir (E) escaños en una circunscripción, hay que  buscar un número (N) tal que al dividir la suma de votos a las candidaturas (V) entre N nos dé un cociente igual a E.

Como se ve el principio puede ser perfectamente proporcional. Por lo tanto es constitucionalmente intachable. Pero es que además se puede cambiar sin cambiar a Constitución que, recordemos, sólo exige que el reparto sea proporcional. Proporcional que exige repartir exactamente un número concreto de escaños. Si en una provincia se reparte 7 escaños, con lo votos emitidos y con la distribución habida han de asignarse 7 escaños enteros; ni más ni menos. Enteros, indivisibles...

Así, los partidos como IU o C’s  deberían atribuir la causa  de desproporcianalidad al tamaño  las circunscripciones. La circunscripción electoral para la mayor parte de las elecciones autonómicas es la provincia. Pero  no para todas. En elecciones generales, y para el Congreso de los Diputados, la circunscripción electoral es también  la provincia salvo los casos de Melilla, Ceuta y las Canarias. Y ése es un mandato constitucional. ¡Nada menos! Cambiar el mandato es realmente difícil.

Pero además, y estrictamente hablando, tampoco el hecho de que la circunscripción electoral sea la provincia es la causa de la escasa cantidad de escaños que obtienen IU y UPyD si se tienen en cuenta los votos totales obtenidos en las   elecciones generales. El problema, ellos lo saben bien, es que la mayoría de provincias españolas están poco pobladas, y en consecuencia se reparten pocos escaños. Y además se les garantiza un número mínimo de dos escaños, de tal suerte que en cuatro provincias  hay más proporcionalidad  con las hectáreas que con los votantes.

En una circunscripción que reparte muchos escaños, la proporcionalidad es muy alta. Imaginemos Madrid o Barcelona que reparten más de 30 escaños. Echen un vistazo a las elecciones habidas o hagan el reparto mediante la fórmula D’Hont y verán que es muy proporcional. Pero mucho.  Si se toma una provincia media como Valencia, Alicante, Murcia, Málaga o Sevilla, la desproporcionalidad es perfectamente tolerable. La menor proporcionalidad se encuentra en las provincias que reparten pocos escaños. Ahí la proporcionalidad  brilla mucho por su ausencia.


Creo que es muy pertinente decir aquí que la reducción del número de
parlamentarios ( de 53  a sólo  ¡33 diputados!) llevada a cabo en Castilla-La Mancha por el PP de Cospedal “para ahorrar gastos”,  concreta una  desproporción tal  que parece pensado para una situación donde haya dos partidos. Y, de tal suerte, que se le garantiza al ganador en votos la mayoría absoluta, siempre. ¡Siempre!  La aparición de Podemos puede convertir a Cospedal y al PP  en víctimas de su propia trampa.

No es casualidad que Podemos tenga actualmente pocos reproches que hacerle a la ley. En Madrid y Barcelona, donde las  encuestas le sitúan hoy entre la segunda y tercera fuerza política, tiene garantizados un número de escaños  proporcionales. Poca diferencia habrá entre ser segundo o tercero. Donde realmente se va a jugar las posibilidades de ser la primera fuerza de la izquierda es en las provincias que reparten menos de 10 diputados. En esas provincias  donde su estructura es más endeble. Veremos si una campaña, desde el plasma, es suficiente doblar el brazo del PSOE. Su más directo competidor. Sin duda


Nota bene:  Sepan los podemitas recalcitrantes  y compañeros mártires  que cuando digo que el PSOE compite por la hegemonía en la izquierda, es una forma de hablar. No tengo intención de desalojarlos de su particular país de Jauja. 

12 abr 2015

Una porra (pero... baratita, eh!)

Este es un ejercicio lúdico, un mero juego. Me invitan los tiempos electorales de ahora,  la incertidumbre que conlleva la aparición de nuevos actores políticos y el desafío que significa que algunos amigos se me han adelantado y han hecho sus particulares y razonados pronósticos.
Sí, se trata de hacer una porra acerca de los resultados electorales en Mislata.

Debo confesar que soy un pésimo pronosticador. Que, afligido de un pesimismo inveterado,  siempre me sorprenden, para bien, los resultados. Hasta ahora mis pronósticos se apoyaban sólo en la intuición y. demostrado está, también tengo averiado el sentido de la perspicacia.

He decidido cambiar el procedimiento y aplicar un método científico en medida de lo posible. Es obligado, en ciencia, formular hipótesis a partir de los datos observados; esos datos están en el  histórico de las elecciones municipales. Pero también en las encuestas publicadas recientemente.

Hay algunas limitaciones. La más importante es que, hasta el día de hoy, no es segura la participación de uno de los nuevos actores políticos. No se sabe, a día de hoy y a ciencia cierta, si Podemos (bajo cualquiera de sus nombres y/o marcas) presentará candidatura. Supongamos que sí. Ésa es la primera hipótesis. 

Estas son otras observaciones y las  hipótesis derivadas.

a)      La participación debería ser  “media-alta”. En Mislata se mueve entre el 61 y el 71%. No hay una movilización generalizada de los votantes  como en algunas  ocasiones anteriores. Eso me lleva a establecer la participación en el 67%.

b)      Se observa que  el reparto del voto entre derecha e izquierda se mantiene más o menos constante a lo largo de los comicios: Der. 45 / Izq. 55, con una variación pocas veces superior a 500 votos

c)       Sin embargo, en el ámbito de la izquierda, se intercambian 10-12 puntos. Siempre que al PSOE le ha ido bien, EU ha sufrido las consecuencias. Y al contrario, claro. Sin embargo ahora aparece un nuevo actor que es Podemos; otro comensal en el banquete rojo. Dividamos el 55% entre los 4 actores rojos (es una forma de entendernos): PSOE, Podemos, EU y Compromís.

d)      El PSOE cuenta con un aliado importante: el efecto Alcaldía. Ese efecto suele ser extremadamente positivo (o extremadamente negativo como sabe bien el Sr. Corredera). Ese efecto es cuando menos unos 8 puntos (1999, años del plomo del PSOE) y cuándo más, unos -15 (Efecto Corredera). Carlos Fernández ha hecho las cosas, que le permitieron los tiempos de crisis, razonablemente bien. Habrá que considerar un efecto alcaldía positivo y próximo al +12; o algo más, si consigue una alta movilización de sus votantes anteriores, especialmente el voto joven.

e)      Resulta extremadamente dificultoso saber si EU y Compromís alcanzarán el 5% necesario para tener representación. La presencia de Podemos introduce algo más que una duda razonable sobre la posibilidad de que EU alcance esa barrera, salvo que busque aliados como ERC.

f)       Podemos es una estructura endeble. En Mislata su presencia es, hasta hoy, incluso dudosa. Es claro que una alianza con EU hubiera favorecido a los dos porque explotan el mismo nicho electoral. Uno apuesta porque o bien EU o bien Podemos se quedará fuera. En esa infernal rifa EU parece tener más papeletas. Aunque me han contado divertidas anécdotas de la (poca) idea que tiene Podemos Mislata de lo que es su Ayto.

g)      En el lado azul, el PP ha mantenido una hegemonía aplastante que ni la UV de sus mejores años era capaz de disimular. Sin embargo en esta ocasión aparece con fuerza  C’s . Y no se conformará con una presencia testimonial. Supongamos un reparto 6/4 de la tarta azul

h)      Supongamos un voto alrededor del 1,5% para otras candidaturas



Si fuera así:
Censo
32343
Participación
67%
Votos válidos
21669
Votos a candid
21350
Votos derecha
9600
Votos Izquierda
11742

PSOE
40,5%
8646
PP
26%
5550
C’s
16%
3416
Podemos
7 %
1490
IU
4%

Compromís
5 %
1067
Otros
1,5%


Los resultados serían
PSOE
10
PP
6
C’s
3
Podemos
1
Compromís
1/0
IU
0/1


Para concluir:

1.       El PSOE depende de sí mismo para conseguir mayoría absoluta. La condición es hacer crecer la participación.
2.       C’s con una buena campaña podría conseguir el 4º a costa del PP, probablemente.
3.       Podemos parece lejos de ser relevante en Mislata.