2 may 2011

La decisión del Supremo sobre BILDU

Las decisiones políticas alrededor de la presencia de la izquierda abertzale en las elecciones municipales componen, a mi juicio, un conglomerado de errores consecutivos cuya causa primera es el temor a la voluntad popular democráticamente expresada.
Es también el resultado de un lamentable estado de cosas entre los dos partidos políticos mayoritarios. Al PP parece que, en esto y en casi todo,  la estrategia  se la impone esa extrema derecha  que la parasita  y que encabeza  Aznar  al frente del circo mediático consuetudinario.
El PSOE, por su parte,  hace mucho tiempo que perdió la iniciativa a fuerza de enmendarse a sí mismo y  poner en tela de juicio incluso sus indudables aciertos. Desde que la T4 saltó por los aires, su política de interior optó por una resolución exclusivamente policial de los temas relacionados con el mundo de ETA -¡ese mundo!, se dice ahora-.
Cierto tufo a extrema derecha
Lo anterior, y la contumacia en  sucumbir a la estrategia del PP y acudir al recurso de los tribunales terminarán por conducirnos a todo el país, por mera aplicación de la propiedad transitiva,  a convencernos de que estas políticas llevan el sello indeleble  de la extrema derecha.
Todo eso tiene, además, el inconveniente de que Tribunal Supremo  y al  Constitucional  dejan  en el aire un tufillo a instancias que acomodan sus decisiones al superior interés del corto plazo político. A este respecto sólo hace falta recordar que el presidente del gobierno tiene la clave para que el TS y el TC puedan admitir a Sortu y a Bildu al juego democrático.
La decisión del Tribunal Supremo
El último capítulo de esta historia  ha sucedido la pasada noche del 2 de mayo. La Sala del 61 del TS  acordó  por 9 votos frente a 6)  anular las nada menos que las  254 listas de BILDU. Anuló las listas de una coalición electoral integrada por dos partidos legales y personas próximas  también al mundo abertzale. La anulación se basa en considerar que las candidaturas son la continuación de Batasuna por otros medios. La decisión deja fuera de las elecciones a dos partidos legales y, para mayor, uno de ellos
Naturalmente BILDU, como antes lo ha hecho SORTU,  recurrirá al Constitucional, dando una prueba fehaciente de respetar las reglas. Pero el caso  de Bildu ha de saldarse en pocos días, ya que se trata de un procedimiento contencioso electoral.
Antecedentes
 El Constitucional  tiene un papelón, no sólo por las razones que dice Patxi López sino por algunas otras de índole doctrinal.  En 2009 hubo elecciones europeas. Iniciativa Internacionalista presentó una candidatura encabezada por Alfonso Sastre que fue denunciada (¡también!) como “una sucursal de Batasuna. El T.S.  Anuló  la candidatura, estimando las acusaciones de la Fiscalía General y la Abogacía del Estado, que había sido azuzadas por ABC y la COPE. Sin embargo, el  Constitucional en una decisión poco comprometida  estimó el amparo solicitado por la candidatura y anuló la decisión del Supremo por lo que ésta pudo concurrir a las elecciones al Parlamento Europeo obteniendo menos de 180.000 votos (1,15% de los votos)
Doctrina
El TC, incluye en los fundamentos jurídicos de la  sentencia que la  doctrina sobre la sucesión de un partido ilegalizado en candidaturas de un partido no ilegalizado establece  cuatro criterios:
a) En primer lugar, la similitud sustancial de las “estructuras, organización y funcionamiento”
b) La similitud sustancial de las “personas que los componen, rigen, representan o administran las candidaturas”
c) La similitud de la “procedencia de los medios de financiación o materiales”
d) Se tienen  en cuenta “cualesquiera otras circunstancias relevantes que, como su disposición a apoyar la violencia o el terrorismo permitan considerar dicha continuidad o sucesión”
Para no ser exhaustivo, sólo algunas preguntas
¿Qué piruetas habrá de hacer el TC para dejar fuera de la selecciones a BILDU? ¿Cómo  o considerar extravagante la decisión de dejar a Eusko Alkartasuna  fuera de las elecciones aplicando esos criterios? ¿Qué pirueta será necesaria hacer para no mandar al escardar cebollinos la seguridad jurídica? ¿Cómo seguir considerando que el TC es el garante de los derechos fundamentales? Esperemos su decisión. Cualquiera que sea será explicable. Pero  sólo una será lógica y “constitucional”.
Algunas  consecuencias políticas
Dejando de lado la decisión de los tribunales cabe interrogarse por las consecuencias políticas a corto plazo. La más inmediata es la continuidad del “contencioso vasco” , pero con razones más entendibles y un mayor número de agraviados.  Es evidente, que la no presencia de una marca abertzale independentista dejará tranquilo al a la extrema derecha y al PP; y en ese sentido sacará  temporalmente al PSOE y al Gobierno de uno de  los charcos en los que se metió de la forma más irreflexiva y primaria. Y, sobre todo, permitirá a Eusko Alkartasuna y a Alternativa pedir la anulación de las elecciones. Y además ya veremos la opinión que le merece a la Unión Europea y al Tribunal de Derechos Humanos  estas "prácticas". Convendría reunir todos los argumentos y asegurarse de que forman un edificio se sólidos cimientos.
 Las consecuencias a medio y largo plazo no son difíciles de imaginar. Consideremos el mejor de los casos. Antes o después el  abertzalismo independentista será legal.  Antes o después se presentarán a unas elecciones. Y mucho antes que después saldrán reforzados de este proceso kafkiano. Porque desde ahora sus electores actuales se incrementarán con todos los que hoy les consideran víctimas de una conspiración. Y alcanzarán tal cantidad de apoyos electorales que veremos cómo salimos del trance.
Como esta entrada perderá actualidad inmediatamente, no quiero considerar otros casos. Con el mejor de ellos ya tenemos suficiente.

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