El programa con el que Rubalcaba pretende ganar las
elecciones propone medidas para mejorar la progresividad del sistema fiscal.
Dos de ellas han sido objeto de un especial esfuerzo por parte del candidato
para publicitarlas: Un impuesto para las grandes fortunas y el impuesto sobre
los beneficios de las entidades financieras. Pretende con ello recaudar unos
2.500 millones de euros. Efectivamente no son moco de pavo, son medidas que
suenan bien, parecen justas y, sobre todo, no conciernen al común de los ciudadanos.
Sin embargo merece la pena que observen
con detenimiento.
Respecto del primero, si no lo entendido mal, se pretende
sustituir la reactivación del impuesto de patrimonio hecha por Salgado en
septiembre y que permanecía
hibernado desde 2008 . Si se echa un vistazo a los datos de recaudación en
2007 (último año que tuvo vigencia recaudatoria el impuesto) es posible
recaudar esos 1400 de millones a partir de bases imponibles cercanas a los
700.000 euros de patrimonio. Tiene una dificultad, que este impuesto significa
en la práctica una doble imposición y en principio Rubalcaba no tiene aprecio a
las dobles imposiciones (el copago sanitario es una doble imposición que él y
muchos rechazamos), lo que le lleva a cierta contradicción. La recaudación de
los 1.400 de vellón se puede hacer de manera más sencilla ajustando la base imponible
a medio millón de euros (según datos de 2007, último años que se liquidó el
impuesto). Para no caer en contradicciones sería más fácil hacer tributar a las
grandes fortunas por el impuesto de la renta modificado ad hoc para esos casos.
Habrá que esperar (¡o no!) a un diseño más concreto.
El nuevo impuesto sobre los beneficios de los bancos
pretende recaudar unos 1000 millones de euros. Una vía para ello que el
programa del PSOE no contempla sería modificar el Impuesto de Sociedades. Les
alabo el gusto, ese impuesto está tan mal diseñado que la diferencia entre el
tipo nominal y el real es sencillamente escandalosa. Y, además, resulta
absolutamente injusto para las pequeñas y medianas empresas que no disponen de
gabinetes especializados en buscar recovecos legales ni pueden jugar con
filiales en el extranjero, paraísos fiscales y pérdidas por operaciones en otros
países, y demás morralla… (¿Para cuándo una simplificación fiscal?). Además en
un momento de crisis no es el mejor para arrearle en última instancia a las
pymes.
Si se descarta la modificación del IS, queda la creación de
un impuesto específico para los bancos como el que existe en países europeos o
el que propone
la Unión Europea y que tan discutido
resulta. Otra vez estamos ante la falta de información. En su programa el PSOE
(¡como es lógico!) no informa sobre el diseño y los pormenores. Pero si es una
especie de Tasa Tobin la cosa merece que se reflexione tranquilamente.
La tasa Tobin goza de buena prensa, es atractiva, parece
justa y hasta sería fácil de recaudar. Sin embargo es una tasa peligrosa para
los ciudadanos corrientes y molientes. La tasa no puede gravar todas las
operaciones hechas por particulares, la compraventa de acciones de pequeños
inversores sino que ha de centrarse en
los movimientos de capitales con mayúsculas.
Y Rubalcaba, “porque es listo” –como dice su propaganda electoral- no
puede ignorar que los auténticos movimientos especulativos no siempre se realizan dentro de “nuestro sistema financiero”. Dicho de otro modo, o la tasa Tobin se
instaura en todos los mercados de todo el mundo o creo que es un brindis al sol.
La intención es buena pero… no basta.
Nota.- Cuando escribo esto, la prima de riesgo italiana ha pasado el nivel del miedo para entrar en
el del pánico. Ahora parece que se modera. Berlusconi se va (¿o no?)… Se me han
quitado las ganas de seguir
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