6 dic 2011

Qué necesito saber del PSOE

En febrero tenemos un congreso y tenemos que tomar decisiones bien importantes. No es mucho tiempo. Personalmente, hubiera preferido un plazo más largo porque lo que tenemos por delante es una tarea ardua.  Y, para mí,  más que decisiva y definitiva: seguramente no conoceré otro proyecto socialdemócrata  para este país  ni otro PSOE que el que salga de este  proceso. Por tanto estoy especialmente interesado en que salga bien.
Me parece que el  primer riesgo es la precipitación. Casi siempre lo urgente nos ha hecho aplazar  lo  sustancial.  Creo que la causa de  la deprimente situación en la que nos encontramos los socialistas  ahora hunde sus raíces en una concepción  equivocada de la organización. Desde los años en los que  la gente de IS y los guerristas creían que no era inútil reflexionar sobre los fines y las formas del socialismo democrático,  el PSOE  carece de un proyecto político para este país. Y, desde luego, de un proyecto político colectivo.  Es un hecho constatado una y mil veces que su base electoral no tiene  referencias políticas claras y sus militantes, que deberían hacer la mayor parte del trabajo, se han dejado reducir a meros comparsas cuando no a la condición hooligans.
Los debates habidos en el seno de los últimos congresos han aplazado indefinidamente el “qué” y el  “para qué” y  se han limitado a decidir “quién”. Con todo, el éxito ha sido bien limitado.  En los últimos 35 años los socialistas hemos cambiado de  cabecilla sólo cuatro veces: De FG a Almunia, de Almunia a Borrell, de Borrell a Almunia y de Almunia a Zapatero. Y cada vez hemos utilizado un método distinto.  Por lo efímero de su vigencia, nadie puede asegurar que Borrell y Almunia tuvieran un proyecto claro de país. En el caso de Zapatero lo sabemos con seguridad: no lo tenía. Por más que él lo creyera.
Como este comentario está adquiriendo ese tono de autoflagelación y pesimismo que tan extendido está y tanto propagan  ahora los obstinados optimistas  de antaño, voy a cambiar un poco el tercio. Creo que  no partimos de cero pero tenemos que repensar  algunas cosas  y  tenemos que  construir algunas otras desde el inicio.
Será un camino largo. Antes de saber quién hace de jefe yo  quiero saber si, quien aspira a la jefatura, es consciente de  hacia dónde vamos  y con qué medios contamos para el camino. O, por el contrario,  no lo tiene pero  sí tiene la agudeza necesaria para reconocerlo  y está dispuesto a que lo discutamos en pie de igualdad.
En realidad necesito saber  pocas cosas.  Pero vamos a dejarnos de lugares comunes y de respuestas típicas  del pensamiento simple. Las respuestas deben ser constatables empíricamente o estadísticamente medibles
  • ¿Para quién debe elaborar sus políticas el PSOE?  ¿Quién o quiénes son sus sujetos sociales?
  • ¿Con qué derechos  económicos,  sociales y políticos está comprometido? ¿Dónde están las líneas rojas? Quienes sucumban a la demagogia serán descartados al momento.
  • ¿Cuál es el papel de la izquierda en la Unión Europea y comunidad internacional? Quien limite el discurso al eslogan de más y mejor Europa será tachado de demagogo y se procederá como anteriormente
  • ¿Cómo piensa transformar  la economía desde su condición actual de fetiche a ciencia e instrumento social? De otra manera… ¿Qué dimensión debe tener y cuál es el papel del  Estado en la economía globalizada?
  • ¿Cuáles son las bases democráticas a preservar ante los riesgos involucionistas (mercados desregulados, mercaderes insaciables, nuevos y viejos autoritarismos)?
  • ¿Cómo se organiza un partido eficaz y eficiente? ¿Cómo debe cambiar el PSOE estructural y funcionalmente para profundizar la democracia?  Algo más sustancial que lo  que se dice siempre y por los de siempre. La palabra “primarias” no me impresiona nada; incluso me hastía que la utilicen de forma indiscriminada.
  • ¿Cómo  conviven internet y las nuevas tecnologías con las anquilosadas Agrupaciones  Locales   y los corralitos familiares.
Necesito  saber estas cosas. Y necesito saberlas, sin prisas, pero cuanto antes.

Acabo por hoy. No voy a sucumbir  a la desesperanza, pero hay ocasiones para ello.  Ya han aparecido, fundamentalmente en la geografía más inmediata, quienes  ven en esta ocasión una oportunidad (¡otra más!) para heredar  el erial. Deben saber que no  me son indiferentes.  Desde luego, estoy dispuesto a combatir  a quienes  nos llevaron, una vez tras otra,  a  la derrota electoral. ¡Y no por la derrota misma sino porque la hicieron inevitable!  Con más interés combatiré a los que nos se conformaron con el fracaso y pusieron empeño, con indudable éxito,  en alcanzar el desastre. ¡Qué puedo  decir del último dirigente; sí,  de ése que condujo al PSPV del fracaso a la irrelevancia!  Pero, como dije, no me son indiferentes los que  quieren  sustituirlo sin más. Deberé escribir sobre ellos en días venideros.  Sé que les importo poco, pero ellos deben  saber que les correspondo. Desde el fondo de mi corazón, les correspondo.

2 comentarios:

Militante inquieto dijo...

Enhorabuena por la claridad de ideas, posiblemente sean dos cosas más que faltan a un partido demasiado timarato y encerrado en si mismo. claridad y valor para decir estas cosas donde corresponde

Live dijo...

Espero que no sea tarde, en empezar el funciona-miento de un partido en el que estamos muy encorsetado,en darnos cuenta que somos de ideología de izquierda y también internamente. Para poner en los altos cargos las personas que sepan donde estamos y de donde venimos.