Me ahorraré (y le ahorraré
a quien pudiera leer esto) una introducción histórica a la situación del PSPV
actual. Si recordar es volver a
vivir, se entenderá que no esté uno en
edad y con ánimo para volver a pasar ciertos tragos. Sólo diré que, desde hace muchos, pero muchos, años -¡quizá
desde antes de que Lerma dejara en manos de la derecha el gobierno de la
Generalitat!- los socialistas
valencianos parecen empeñados en hacer
ensayos que acaban siempre en un error.
Aunque sólo fuera por el número de intentos, cabría esperar que uno-¡al
menos uno!- culminara con éxito; y entendiendo
por éxito lo que se quiera entender. Pues no. Uno tras otro, todos los
experimentos que empiezan con el
propósito de cambio (¡una palabra totémica!) acaban inevitablemente en un fracaso
que sólo antecede y presagia uno mayor.
Con Alarte se ha rizado el rizo. Llegó, como todos sus
predecesores, prometiendo una catarsis. A día de hoy ya ha tenido ocasión de empeorar dos veces
los resultados. Y la ha aprovechado
largamente. Más aún, a poco que se obstine, tiene a su alcance el
desastre, si es que no lo ha alcanzado
ya. En su descargo hay que decir que no le cabe toda la responsabilidad en las
derrotas que ha liderado. Le ha tocado dirigir (¡o como se diga lo que ha hecho!)
la federación valenciana del PSOE en un
tiempo de mucha hostilidad para con el
socialismo. Pero tampoco debemos
minimizar sus méritos porque su PSPV ha sido derrotado de forma tal que
ha cambiado el mapa electoral valenciano de manera sustantiva.
En el entorno del PSPV -¡y a su costa!- han crecido otras opciones que, a ojos de sus electores, se han convertido en verdaderas opciones políticas y no meras formas de castigar los dislates. La nueva situación obligará a pensar en estrategias y cultivar alianzas. Es posible que la actual dirección regional no esté en -y para- estos temas. Sin embargo quienes deban sustituirla deberá resolver estas cuestiones. Por lo que se adivina hay tiempo para pensarlo y, seguramente, no es lo primero que haya de hacerse. Pero hay que hacerlo.
Ante una derrota electoral es frecuente que surjan voces pidiendo explicaciones. El tamaño de la que ha cosechado el PSPV hace inevitable la exigencia de responsabilidades. El de Alaquás, blindado en el flanco institucional durante cuatro años, intenta buscar la estabilidad orgánica a través de un acuerdo con los lermitas. Que Ximo Puig, alcalde de Morella, haya encabezado la lista de las generales por Castellón no es una casualidad. Ni lo es que Santamaría haya sido desplazado por Such en la candidatura por Valencia. Después de 35 años J. Lerma, que ha estado al frente o detrás de todos los ensayos, sigue condicionando la vida del PSPV. Y a toda costa.
En el entorno del PSPV -¡y a su costa!- han crecido otras opciones que, a ojos de sus electores, se han convertido en verdaderas opciones políticas y no meras formas de castigar los dislates. La nueva situación obligará a pensar en estrategias y cultivar alianzas. Es posible que la actual dirección regional no esté en -y para- estos temas. Sin embargo quienes deban sustituirla deberá resolver estas cuestiones. Por lo que se adivina hay tiempo para pensarlo y, seguramente, no es lo primero que haya de hacerse. Pero hay que hacerlo.
Ante una derrota electoral es frecuente que surjan voces pidiendo explicaciones. El tamaño de la que ha cosechado el PSPV hace inevitable la exigencia de responsabilidades. El de Alaquás, blindado en el flanco institucional durante cuatro años, intenta buscar la estabilidad orgánica a través de un acuerdo con los lermitas. Que Ximo Puig, alcalde de Morella, haya encabezado la lista de las generales por Castellón no es una casualidad. Ni lo es que Santamaría haya sido desplazado por Such en la candidatura por Valencia. Después de 35 años J. Lerma, que ha estado al frente o detrás de todos los ensayos, sigue condicionando la vida del PSPV. Y a toda costa.
En este paisaje, y como
siempre, aparecen quienes aspiran a una
nueva catarsis. Otra vez se escucha el eco de antiguas reclamaciones “hay que cambiarlo todo”, “debemos renovar el
partido”, “girar a la izquierda sin abandonar el centro es la solución”, “es necesario ilusionar de
nuevo al electorado”, “hay que dar voz a
los militantes”, “elecciones primarias
para todo”. Este tipo de afirmaciones, a base de repetirlas, se han convertido
en lugares comunes, sin sentido práctico
alguno.
Quienes ahora abanderan la contestación son dos personas que conozco (a uno más que otro) a las que estimo y en las que confío: M. Mata y F. Romeu. Sin embargo esta vez la cosa ha pasado de castaño oscuro y no basta con la confianza. Para empezar, no estoy seguro de que haya que cambiarlo todo. Y me ayudaría mucho saber hacia dónde hay cambiar.
Estoy seguro que ahora se necesita algo más que
“renovar” el liderazgo. Nos equivocaremos si permitimos que alguien, sea quien
sea, lo consiga predicando sólo la necesidad de que los actuales dirigentes se hagan el
haraquiri. Y nos equivocaremos si
apoyamos acríticamente a quien lo pretenda sin explicitar previamente su
idea de país y sus planes para concretarla. Se requieren unos tediosos “trámites previos”.
Por ejemplo:
· Un diagnóstico
básico de la situación económica, social y
política del País Valencià. Un diagnóstico cabal que no sucumba a la
tentación de acumular obviedades o tome por papanatas a los militantes y a los
electores.
·
Las bases
de un programa de gobierno y la estrategia de alianzas para concretarlo. ¿Qué
papel se reserva el PSPV en esa estrategia? ¿Quién o quiénes deberán ser sus aliados políticos y sociales?
·
El papel del PSPV en el seno del PSOE o, en su caso, como partido federado en el
PSOE. Este trámite es el más urgente. Dentro de unos dos meses habrá un
congreso federal. Sería más que deseable que los aspirantes a dirigir el PSPV
tengan una idea acabada de qué y cómo ha
de ser el partido de los socialistas españoles y cómo se relaciona con el PSPV.
Esto no es una cuestión de primarias o de amontonar palabras huecas. Es algo
fundamental.
He buscado lo que Romeu
y Mata dicen sobre estas cosas. A
día de hoy, no he encontrado nada en M.
Mata y, conociéndole, sé que no dejará de manifestarse si se le pide. Yo lo
hago ahora y me atrevo a reclamarle que explicite sus posición sobre estos temas o sobre aquellos otros que
considere deba manifestarse, superando
la mera suma de ”buenas” voluntades y frágiles
adhesiones inquebrantables
No sé lo que F.
Romeu ha dicho en su peregrinar por las agrupaciones, comarcas y
cenas de sobaquillo. Sé lo que ha dicho
en los
medios y ha
escrito para afrontar este
proceso y creo que, a los efectos que estamos tratando, es algo más trivial
que insuficiente. Y es muy insuficiente.
Estoy seguro que él también lo cree. Sería paradójico que nos sometiera al mismo
ayuno ideológico en que nos ha tenido la dirección actual y que con tanta razón ha criticado. O, peor aún, que nos instalara en la ceremonia de la confusión. No sería la primera
vez.
A pesar de lo dicho, celebro
que Mata y Romeu hayan presentado su
candidatura. Sé que otros y otras no lo
harán porque sencillamente ya no lo necesitan - sólo me permitiré este desahogo
y… ¡ya me siento mejor!- Ignoro si hay o habrá otros que tengan algo
que decir y aspiren a dirigir el PSPV. Por
mi parte serían más que bienvenidos.
Nota última.- Y de última hora. Acabo de
encontrar esta
noticia. Después de leerla, sólo me obliga a rectificar lo obvio: Mata ha dicho
algo. Espero que, a partir de ahora, diga algo interesante. Sobre el tema en
cuestión, claro.
1 comentario:
Cuando uno se siente libre de ataduras y compromisos que bien suele componer la música.
En mi opinión, estás en el mejor momento de expresar todo aquello que realmente sientes y de verdad que leo con atención y verdadero entusiasmo tu blog.
Tal vez sea el momento de buscar la plataforma adecuada para que esas opiniones lleguen a un número más grande de gente.
¡Ánimo!
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