13 mar 2011

Japón y el debate sobre las nucleares


Quien no pone en duda sus ideas y trata de reducirlas a la estatura de las pasadas por mantener una fingida coherencia se deja vencer de antemano por la fatiga de pensar día a día. Vamos que, en palabras de F. Savater sólo el que piensa tiene derecho a pensar otra cosa.
Todo esto viene a cuento por los “incidentes” en la central nuclear de Fukushima y a la reacción subsiguiente de los ecologistas y, en particular, de una organización tan respetable como Greenpeace. En el terreno abonado producido por el impacto del gran terremoto de Japón, la organización verde parece haber encontrado respaldo a sus tesis antinucleares.
http://www.greenpeace.org/espana/es/Blog/actualizacin-terremoto-en-japn/blog/33684.
Aunque un poco inquieto por el atrevimiento, y muy modestamente, me permito discrepar. O, mejor dicho, me permito avisar a la organización, de la que fui socio y de la que me separó todo lo relativo a los transgénicos, que mis dudas no han hecho más que crecer. Digo más: nunca he sido un antinuclear furibundo pero hoy me encuentro en una posición de expectante escepticismo.
La crisis económica por la que atraviesa el país, nuestra dependencia de los combustibles fósiles, la volatilidad de los mercados de petróleo sometido a mil avatares incontrolables y las consecuencias que eso tiene en la vida de las personas parecen haberse conjurado para yo me interrogue sobre todo ello.
Tengo el convencimiento de que la superación de la crisis económica y el mismo futuro están relacionados también con la capacidad de plantearnos seriamente nuestra dependencia energética. Desde todos los puntos de vista: económico –en su sentido más amplio- estratégico y ambiental. Que seamos capaces de evaluar los riesgos -¡y todos los riesgos!- de las diferentes alternativas. Que decidamos qué riesgos estamos dispuestos a asumir. Y que decidamos, después, en consecuencia.
Esto me lleva al principio: la cuestión de los riesgos que comporta la energía nuclear. Hay que reconocer que Japón es un país realmente arriesgado: situado en una zona altísima actividad sísmica, donde todos los días se registran terremotos de considerable magnitud se construyeron 51 centrales nucleares y proyectan 14 más antes de 2030.
El fenómeno del día 11 de marzo demostró que una central similar a la de Garoña –que pretendemos cerrar en los próximos años- no pudo resistir un sismo inimaginable de 9 grados/R, aliado a un tsunami apocalíptico, errores de diseño y todo ello sumado a fallos humanos. Efectivamente no lo pudo resistir. Pero casi lo resiste y, a falta de evaluaciones posteriores, no se ha desatado un desastre como el de Chernobyl. Es lógico deducir que, haciendo más favorable alguna o algunas de las variables, el riesgo disminuirá considerablemente.
España está en una zona tectónicamente más estable y, por tanto, con una actividad sísmica considerablemente menor. Aquí, por lo hoy que sabemos e incluso por su geología reciente, es inimaginable un terremoto de la magnitud del acaecido en Japón. Si consideramos, además, que las nucleares ahora incorporan una tecnología más desarrollada y unos peligros menores, la cuestión de seguridad empieza a entrar en unos parámetros en los que el riesgo permite la consideración de otras variables y dar respuesta a otras preguntas.
Entre otras, éstas son algunas de las preguntas:
1.- ¿Podemos seguir manteniendo nuestra actual dependencia energética?
http://www.cincodias.com/articulo/economia/Espana-mantiene-misma-dependencia-energetica-hace-anos/20110301cdscdieco_2/
2.- ¿La energía nuclear actualmente instalada en España es competitiva ambiental y económicamente otras fuentes de energía?
3.- El futuro desarrollo del país demandará más energía; mucha más ¿Se podrá cubrir la demanda con las fuentes actuales y con el desarrollo razonable de las energías “limpias”?
4.- En términos ambientales, ¿son soportables las energías fósiles? ¿Qué garantías tenemos de abastecimiento suficiente de hidrocarburos? ¿Somos conscientes que también las energías fósiles son agotables?
5.- Si no se construyen nucleares la capacidad instalada disminuirá considerablemente en los próximos 20 años ¿Cómo vamos a satisfacer las mayores demandas con menores recursos?
6.- Construir una nuclear es una inversión enorme y ocupa, una vez tomada la decisión, cerca de diez años. El 75% del coste se emplea en su construcción, el otro 25% en mantenimiento. ¿Cuál es el precio de kw/h producido por una central nuclear instalada, por una central de nueva creación, de una hidroeléctrica…? ¿Qué impactos ambientales tiene cada una de ellas?
7.- ¿Qué se hace con los residuos? ¿Seremos suficientemente responsables como para hacernos cargo de ellos? ¿Empezaremos a plantearnos la cuestión o dejamos que lo resuelva deprisa y corriendo a quien le apriete el problema?
7... Quedan muchas más preguntas, y se necesitan muchas más respuestas.
Yo seguiré pensando en ello. Sigo teniendo muchas pero Fukushima me ha resuelto algunas dudas. Soy más partidario de las nucleares que antes del 11 de marzo.
Pero sigo teniendo dudas. Les confiaré una y acabo. Las nucleares actuales son centrales de fisión, las nucleares que dejan residuos. ¿Cabe esperar que en los próximos años –digamos 50- podremos construir centrales de fusión limpias? Sólo si la respuesta fuera sí podría dejar de considerarse la construcción de nuevas nucleares de fisión

1 comentario:

Unknown dijo...

El problema no es el riesgo, sino el riesgo multiplicado por la ganancia (pérdida en este caso), lo que los matemáticos llaman esperanza matemática. Como el segundo factor es tan alto, el producto se dispara aunque se controle mucho el primer factor. Y eso las hace inaceptables.