Creo conocer bien el partido al que pertenezco desde hace más de 30 años y me parece claro: los barones de PSOE estaban esperando la gran decisión de ZP desde hace tiempo. Esta decisión no acaba de llegar. Y, este fin semana llamaron a todos y cada uno de sus apoyos mediáticos y lanzaron la exigencia: el Comité Federal del día 2 de abril es la última oportunidad para que anuncie su retirada.
Cabe responder alguna preguntas que se podrían resumir en una ¿…y ahora qué?
Pero es conveniente desmenuzarla.
1ª ¿El PSOE debe presentar un nuevo candidato?
Sin duda. Es la respuesta de la que se puede estar más seguro. Los sondeos demoscópicos no dejan lugar a dudas. Incluso los más recalcitrantes guardianes de la ortodoxia tienen poco ánimo para sostener otra posibilidad; y al lado de la consabida retahíla –discutible, por otra parte- de que sólo ZP debe decir si se presenta de nuevo como candidato, no renuncian a comentar otras alternativas.
2ª ¿Cómo elegir al nuevo candidato?
Las normas son claras: sólo se puede elegir por medio del peculiar proceso de primarias. Este hecho apasionará a los afiliados que, ayunos de otras posibilidades y seguramente de otras pretensiones, desean participar en un proceso tan decisivo. Apasionará a la prensa que podrá llenar cientos de páginas y dará para unas cuantas portadas. El procedimiento goza además del consenso de la base electoral.
En todo caso, la forma de seleccionar al nuevo candidato no es lo más relevante de cara al electorado y a los que puedan regresar a poco que se les dé la oportunidad. A éstos sólo parece interesarles, en primer lugar, que se cambie y, después, quién haya de ser.
Yo no estoy tan seguro. Porque el proceso de primarias es un escenario que también aplaudirán los adversarios políticos de uno y otro signo que tratarán de aprovechar las oportunidades que les ofrece un proceso largo y de competencia entre dos candidaturas y las inevitables precandidaturas frikis.
3º ¿Qué candidato?
Que el nuevo candidato haya de ser Rubalcaba es tan claro como que se precisa un nuevo candidato. Pero puede haber dificultades para seleccionarlo. Si se habla de “sucesión”, inmediatamente surge también el nombre de Carmen Chacón. Su candidatura es aupada por los sectores jasp y yogurines del partido y por medios de comunicación entre los que destaca –sospechosamente- El Mundo. Aunque sólo fuera por eso -¡y hay más razones!- habría que descartar a Chacón; nada por lo que PedroJota quiera puede ser bueno para los socialistas
Y visto que el procedimiento es inevitable sería bueno que se convenza a Carmen Chacón de que este no es su momento. O, casi mejor por lo que después diré, que su momento es nunca. Ahí tiene la actual dirección del Partido y, en particular, ZP una tarea útil a los intereses de los socialistas y su base electoral.
4º.- ¿Por qué C. Chacón no debe ser candidata?
En primer lugar -¡y disculpen lo enrevesado del argumento!- porque, si presenta su candidatura, es que no entiende las razones por la que no debe ser candidata. Y eso la descredita.
C. Chacón es mujer, joven, moderna y persona que aporta frescura a los carteles… (Perdonen pero se me han acabado los tópicos y lugares comunes). ¿Quién puede demostrar que todas esas cosas no son electoralmente neutras? Véase, si no, lo que ocurre en País Valenciano ¿Cómo saber que no son circunstancias biográficas inducidas como dudosas virtudes políticas? Además… ¿Cuál es el bagaje político de la ministra de Defensa? ¿Qué aportación teórica o práctica ha hecho al socialismo español más allá de conocido capitán-mande-firmes?
Sólo una cosa más. C. Chacón pertenece al PSC. Ya estoy oyendo los gritos de los jasp con las caras arreboladas por su santa ira: ¡¡Y qué, dirán!! Pues bastante. El PSC es un partido distinto del PSOE, es un partido federado. Y eso no es una sutileza estatutaria sin importancia. La tiene y mucha. Los socialistas, que renegamos del nacionalismo, estamos dolorosamente hartos de aguantar las filias nacionalistas del PSC; de su continuo interés por ser distintos y distantes del PSOE, salvo cuando se acercan unas elecciones que, entonces y sólo entonces buscan refugiarse bajo su paraguas. ¿Es C. Chacón una nacionalista? Si lo fuera -¡y nunca manifestó un desacuerdo con su PSC natal!- yo me tentaría la ropa antes de elegirla.
5º- ¿Por qué debe ser Rubalcaba?
En primer lugar porque las encuestas son abrumadoras: Las expectativas de los socialistas mejoran enormemente en cuanto se le presume candidato. Con ser ésa importante quizá haya otras razones. Y algunas más importantes.
La primera que se me ocurre es que Rubalcaba pertenece a una generación anterior. Una generación surgida de la transición y forjada en la oposición y en el gobierno. Una generación con la que ZP rompió por creer que hipotecaba su tiempo. Esa ruptura, paradójicamente, fue quizá su peor decisión. Desde luego fue la más injusta.
Rubalcaba se presenta con una enorme experiencia y bagaje político importante. No es cuestión de hacerle su currículo, pero hemos de convenir que se presentaría a las elecciones un ministro que ha desarbolado a ETA con la consecuencia de “hacer entrar en razón a la Izquierda Abertzale”.
Aunque se me ocurren otras, no puedo dejar de mencionar una más. Poco importante si se quiere, pero muy satisfactoria para mí. Es el pánico que despierta en la derecha y en la ultraderecha. Desde que atisbaron la posibilidad los medios proclives a los conservadores y el TDT-Party se han empeñado en una campaña que está adquiriendo tintes de cruzada. Para ello no reparan en gastos, en dar por cierto lo que les gustaría probar, insultos, calificativos desmesurados, titulares poliédricos, y todo tipo de leña al mono.
6º.- ¿Qué se hace con el presidente Zapatero?
Puestos en el brete de seleccionar un nuevo candidato a la Presidencia del Gobierno (...de España, como gustan de decir los yogurines) para 2012, cabe resolver una cuestión de táctica: ¿debe ZP dejarle la presidencia del gobierno? ¿Debe intentarse que Rubalcaba esté a los mandos del gobierno para administrar este último año de legislatura? No estoy seguro.
Por una parte, la figura de un presidente en la interinidad más absoluta es una perspectiva personal y políticamente insostenible. No entraré en razones que se pueden suponer. Aunque, por otra parte, la situación de interinidad le libraría de su constante puedo-y-no-quiero-poder que ha caracterizado su gestión en los últimos dos años.
Por otra parte, Rubalcaba, en tanto que candidato, no debería formar de un gobierno que le condicionara y que le contagiara sus fantasmas y su indecisión. Desde ese punto de vista Rubalcaba debería ser el presidente durante lo que queda de legislatura. Para tomar decisiones sencillas, necesarias y urgentes. Sin embargo, que Rubalcaba llegue a presidencia del gobierno requiere de un pacto con los nacionalistas. Cabe sospechar que no sería gratuito. Sion embargo, tengo para mí que CiU y PNV no serían muy exigentes porque se juegan la marginalidad que les espera, sin duda, con un PP en mayoría absoluta.
Finalmente no se nos puede negar el debate del Estado de la Nación o de los Presupuestos donde Rajoy se enfrente a Rubalcaba. Un debate entre un ministro de Aznar que redujo el Prestige a unos hilillos de plastilina y un ministro de Felipe González y tambien de Zapatero que acabó con ETA.
Conclusión
No puedo negarlo. Rubalcaba candidato y Rubalcaba presidente. O, al revés,, casi que mejor. Si después se pierde que no sea porque no hayamos puesto toda la carne (que nos queda) en el asador.
2 comentarios:
Da igual. Los socialistas somos cadáveres políticos.
En peores plazas hemos teoreado
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