El presupuesto de Mislata para el año 2012 llegará tarde. Por
una vez, la tardanza parece justificada.
No es fácil elaborarlo cuando, a la relativa bisoñez del nuevo gobierno, se une el dudoso momento económico por el que
pasa el país y, en particular, la ciudad. Pero, este primer presupuesto llega casi un año después
de las elecciones locales y -¡y esto no es una no es una cuestión menor!- tras
un año 2011 funcionando con el presupuesto prorrogado de 2010 que fue elaborado
por el anterior de gobierno del PP de
una forma particularmente estúpida.
Contexto
La elaboración presupuestaria de este año se hace en un
contexto doblemente indeseable:
·
El peso creciente del gasto derivado de las operaciones corrientes;
aliado, además, con los efectos de una deuda pública que
supone un déficit que supera ampliamente el 100% y que crecerá en los próximos
años.
·
La minoración de los ingresos derivados de la
crisis económica que deja sentir sus efectos en la estructura social del municipio.
Abordar el presupuesto desde
la obligación de, por una parte, reducir y optimizar los gastos y, de otra, paliar los efectos de
una menor recaudación, es doblemente incómodo pero es imprescindible
Optimizar se resume en hacer lo necesario (y sólo lo
necesario) de forma eficiente. No se
trata de deprimir el gasto sin más o de
ahorrar a toda costa. Se trata, sobre todo, de hacer más con menos. Y eso presenta algunos problemas.
Dos pinceladas pueden
ayudarnos a hacernos cargo del problema:
- Los gastos de personal comprometen la recaudación por Impuestos directos. Es imposible pasar por alto este dato.
- Los “gastos
corrientes” (cap. 2) exceden a la
suma de recaudaciones por impuestos indirectos, tasas/precios
públicos y la aportación del Estado. Reducir y optimizar este apartado es
imprescindible.
Es decir dos capítulos de gasto ocupan alrededor del 80% de la recaudación neta. Y
todo ello sin tener en cuenta los gastos derivados de la deuda pública.
Las perspectivas encendieron las alarmas y el gobierno municipal se ve en la necesidad de
elaborar y aprobar recientemente un
“plan de ajuste”. Diré rápidamente que
me parece modesto en algunos extremos y
muy exigente en otros. Por ejemplo, parece excesivamente optimista tratar de
hacer economías, en el capítulo 2, cercanas a los 8 millones de euros para los
próximos 3 años. Los “ajustes” en gastos de personal paecen algo "desajustados" y merecen un comentario separado.
Personal
La nómina de los funcionarios (¡y políticos!) es una parte
muy importante del gasto. Si se
quiere hacer economías en todo el
presupuesto, no se puede obviar este importante capítulo. Es preciso
abordar la reducción desde varios flancos.
Como primera
medida, y por mandato legal, es
inevitable aplazar para mejores
tiempos el cubrir los puestos vacantes. Tampoco parece justificado mantener algunas prestaciones sanitarias complementarias y sociales, por
más que cuantitativamente tengan poca
importancia.
Más importantes es
pactar, con la perspectiva del momento,
las retribuciones y condiciones retributivas de algunos complementos.
El de productividad ha de acometerse no
sólo en su cuantía sino también modificando
y objetivando su devengo.
La plantilla de personal
ha acabado por ser muy
asimétrica. Mientras que ciertos
departamentos parecen sobredimensionados,
otros se hallan faltos de personal. Al tiempo se han externalizado innecesariamente servicios que podrían atenderse con recursos
propios.
Cambios en
departamentos
Me parece obvio que se requiere un cambio organizacional profundo
que hagan más eficientes los recursos de
distintos departamentos. Pocos se librarían de esa “mirada crítica” pero sería
especialmente necesaria en la Policía Local. El número de funcionarios de este departamento
creció de forma desordenada en tiempos recientes. Ahora ronda los 80 policías;
un número que se antoja excesivo a todas luces. Algunos cambios que deben darse en este departamento
son los siguientes:
Cambios afecten a las forma de reclutamiento de los funcionarios.
Las distintas convocatorias de oposiciones, por razones que no son del caso
explicar ahora, merman la eficiencia y comprometen la hacienda.
Por otra parte, el hecho de que los agentes pasen, a los 55
años, a la llamada” segunda actividad”,
debe aprovecharse para encargarles funciones -¡estrictamente policiales!-
que liberen a la tesorería municipal de
abonar trabajos que desempeñan actualmente empresas externas.
Los cambios más importantes habrían de producirse tras pactar nuevas condiciones de jornada. Uno
de los más necesarios es el incremento
de los tres actuales hasta los cinco
turnos que garanticen una cobertura completa y suficiente de la aplicación y
vigilancia de las ordenanzas municipales. El cambio puede aligerar el computo
horario anual, aliviado de horas extraordinarias a los funcionarios y mejorando
decisivamente la turnicidad, nocturnidad
y penosidad del trabajo policial.
Es ocioso decir que tales cambios liberan importantes recursos económicos por modestas que sean las estimaciones.
Gasto Corriente
El plan de ajuste es optimista a la hora de tratar del gasto corriente. Pero es indudable que pueden hacerse importantes economías en este capítulo. Simplemente no contratando fuera servicios si se disponen de recursos propios para llevarlos a cabo, habría un ahorro considerable. La recaudación ejecutiva, la vigilancia e información en espacios municipales, y mancomunar la adquisición de suministros con otras entidades locales, son ámbitos en los que trabajar.
Subvenciones
Las transferencias corrientes deben ser inmediatamente
optimizadas. Este es un capítulo donde se precisa cierto coraje para
arrostrarlo. Por ejemplo. las subvenciones y la utilización de recursos e instalaciones sin
contrapartidas claras y el “gratis total porque yo lo valgo” acaba por tratar injustamente a las entidades más viables y más sentidas por la
ciudadanía. .
Se precisa también repensar las “ayudas sociales”. En tiempo tan críticos
como lo actuales es una obligación política dotar este capítulo con fondos suficientes.
Pero es imprescindible reglar claramente las condiciones, no estirar más el
brazo que la manga, no regatear los controles y aplicar los baremos con
rigor. Los recursos materiales y humanos son más que suficientes e incluso podrían incrementarse si fuera necesario a base de remodelar la
Agencia de Desarrollo Local cuya utilidad está en entredicho. Y, sobre todo, es imprescindible explicar claramente cómo, cuándo y a quiénes
se conceden las ayudas sociales con la finalidad de atajar rumores que alimentan las
actitudes insolidarias (¡por decir algo!) de unos pocos.
La deuda
El Ayuntamiento de Mislata debe unos 30,5 millones de euros
(se incluyen los millones necesarios para pagar las facturas
a proveedores). Es una deuda enorme si se tienen en cuenta los recursos
corrientes y la poca probabilidad de que
éstos se incrementen.
A uno le parece que hubiera sido muy necesario haber
renegociado las condiciones que originaron ciertos préstamos. Un ejemplo son
los préstamos que pidió el gobierno del PP para hacer frente a la locura de los
parkings públicos. No ha de olvidarse que en su tiempo se hablo de “posible
enriquecimiento injusto” por parte de la empresa constructora. Si es así es grave. Pero lo es mucho más si
se considera que es una población azotada por la crisis y el desempleo quien ha
de hacer frente a las locuras del gobierno Corredera. Hubiera sido necesario cierto puñetazo en la
mesa y tratar de renegociar las condiciones de pago. No haberlo hecho es una de
las decisiones del actual equipo de gobierno que recordaremos unos años y pagaremos durante unos cuantos más.
La deuda es difícil de asumir en las actuales condiciones,
el Plan de Ajuste propone una refinanciación. No es el mejor momento para
refinanciar deuda porque los tipos son altos, los plazos de amortización largos
y la competencia entre los prestadores es escasa. No es el mejor momento pero es inevitable. A
lo largo de los próximos 15 años deberemos
a la amortización de la deuda y al pago de intereses.
En este mandato, la deuda comprometerá unos 6 millones de euros si se cumplen las condiciones
de refinanciación y si no disminuyen los ingresos. Es difícil que se den las dos cosas al mismo
tiempo y por los tres años que restan. Pero aun siendo así, el equipo de
gobierno de Bielsa deberá decir a la
ciudadanía que la mayor parte de las inversiones que figuran en el programa
electoral habrán de ser aplazadas para tiempos mejores.
Si se explica bien, la gente lo entenderá. Pero
si se explica bien…
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