6 jun 2012

¿Es posible una banca pública? (I)


¿Es posible que haya de nuevo una banca pública en este país? Lentamente quizá,  pero cada día  crece el número de quienes creemos en la necesidad de (re)crear la banca pública en España. Si se unen los que no ven otra alternativa aunque no les guste la idea, el número total parece abrumador.
Es lógico que  la banca privada se moleste con la idea, al fin se trata de un potente competidor  con el sector al que es difícil de torcer el brazo. Incluso es posible que moleste a la Unión Europea actual gobernada por los defensores ultramontanos del libre mercado y de su famosa  mano invisible (¡y tonta, añado!). Es lógico. Pero hacer política útil es algo más que  representar , es esencialmente  resolver problemas sin costes imposibles para quien no puede arrostrarlos.
La futura  banca pública debe tener en cuenta las funciones ( residuales) del Banco de España y estar  basada material y estratégicamente en los bancos intervenidos y nacionalizados, esencialmente Bankia . Su recreación responderá a cuatro principios esenciales
a)      Legalidad. No parece haber ningún impedimento legal , ya sea doméstico  o europeo,  que impida la creación de una banca pública siempre que se salvaguarde la libre concurrencia y la libre competencia.
b)      Legitimidad. Evidentemente la banca pública es antes que nada un banco o un  conjunto de bancos dedicados  al negocio bancario clásico. Debe ser solvente y tener beneficios. Sin embargo a la hora de cuadrar la cuenta de resultados debe contarse con los beneficios sociales,  tangibles e intangibles.  Lo que no es óbice para que debiera dejar en manos de la banca privada el ámbito de la administración de valores y el negocio de la banca industrial.
c)       Gradualidad. La implantación debe hacerse de forma progresiva, llevando a cabo las nacionalizaciones imprescindibles, renunciando a las innecesarias y demagógicas. La gradualidad permite asumir funciones y servicios de manera segura y eficaz. Al tiempo se permite a la banca privada acomodarse a la nueva situación.
d)      Eficiencia. En su ámbito la banca pública debe ser tan eficaz  como pudiera serlo la mejor banca privada. La eficiencia  requiere de recursos humanos y materiales ajustado. Los bancos nacionalizados aseguran una implantación rápida y completa de la red de oficinas; incluso pudiera resultar excesiva.
¿Cómo dotar de recursos y  financiar la banca pública?
El Estado es un gran pagador. Renuente, engorroso quizá; es más, una de las formas de autofinanciación estatal  el retraso en los pagos. Pero es un pagador seguro.
Las empresas y, en particular las pequeñas y medianas, deben sobrevivir a la competencia  leal y desleal y, además, a  alta morosidad pública y privada. Todo ello se combina con las dificultades de financiación derivadas  de los problemas sistema financiero español se convierten en un paisaje próximo a lo desolador. Esta dinámica tóxica se retroalimenta y termina por ahogar a muchas empresas provocando su quiebra o, en el mejor de los casos el despido de buena parte de su plantilla. Todo ello genera paro y, por consiguiente un coste mayor.
La banca pública hay que dotarla de recursos, financiarla. Con Bankia,  su metástasis , las nacionalizaciones  correspondientes  y el Banco de España no hace falta inventar nada nuevo.
Pero eso para otro día

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