Ahora que se ha despejado el calendario electoral de
Cataluña y se ha centrado los comicios en la
autodeterminación, nos queda por
delante un proceso largo. Seguramente
se debía haber abordado antes. Sin embargo, la demora no lo ha disipado como
quizá algunos pretendían. Antes al
contrario, el tiempo lo ha convertido en más apasionante si cabe . Y
también ha decantado
el debate hasta el punto de hacer pasar por ciertas datos y premisas
discutibles. En beneficio de todos, cabe discutirlas y aclararlas.
Una de esas dudosas verdades es el traído y llevado
"déficit fiscal" que la pasión política llama "expolio" y
la propaganda resume en la simpleza de que "España está robando a
Cataluña". Si la cosa fuera así, y
si fuera indiscutible, uno saldría a las calles de Madrid para gritar
"dejad-de-robar-a-Cataluña"
con una estalada como escudo
ante las porras de la delegada Cifuentes.
Creo que no es así. Ya puedo sentir la ira de algunos catalanistas y de todos los independentistas
¡Cómo que no es así! Pues, repito, creo
que no es así. Trataré de explicarme.
En primer lugar, la fiscalidad no agota las relaciones
económicas entre Cataluña y (el resto de) España. Si se puede hablar, con algún sentido de déficit fiscal o mejor
de balance fiscal, también hay que valorar el balance comercial, industrial e
impositivo. Todos ellos íntimamente
relacionados . No se puede dejar de valorar también que el resto de España supone más de la mitad
del mercado "exterior" de Cataluña . Quizá el bosque fuera algo más
que la suma de los árboles. Quizá las cuentas, así echadas, fueran algo distintas.
Pero limitándonos al balance fiscal, las cosas tampoco
pueden manejarse con la simpleza de la que
se hace gala apelando a la ingenuidad de los ciudadanos.
Los impuestos no los paga Cataluña. Los impuestos los pagan los ciudadanos de Cataluña y las
empresas que residen en Cataluña. Parece lo mismo pero no lo es. Y, claro, es parece lógico que donde haya más
riqueza y donde más volumen empresarial haya más impuestos se pagan. Si en
Cataluña la renta por habitante es mayor, el gasto medio es mayor y un mayor
número de empresas se benefician del
mercado interior es lógico y matemáticamente
consecuente que la contribución
de los catalanes y de las empresas radicadas en Cataluña sea mayor. Así se
entiende que el balance fiscal sea negativo para Cataluña
Y además así debe ser. El viejo axioma de quien más tiene
más contribuye no puede repugnar al sentido común , lo contrario sí.
Se puede decir que en Cataluña, los contribuyentes pagan demasiado. Eso perfectamente
medible si los criterios para medirlo están claros. Y los criterios se pueden
discutir, pero la ley de financiación que los establece-¡ muy mejorable, por cierto!- es igual para todas las comunidades. Para que unos ciudadanos (los que más lo
precisen) reciban más, otros ( los que
más pueden) deben aportar más. Ese es el secreto.
El "expolio" es propaganda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario