Acostumbro a leer las noticias que aparecen sobre mi ciudad
con cierta distancia. Salvo las que se refieren al capítulo de sucesos, las
demás abundan en medias verdades , están
trufadas por propaganda (gratuita)
y parecen destinadas a usuarios
de guardería o edulcoradas hasta el punto que podrían entrar
en la sección ecos de sociedad. Pero algunas veces me va en ellas algo más que la curiosidad.
Hace nada se han dado a conocer las conclusiones de la auditoría externa llevada a cabo a lo largo del primer semestre de 2012 y referidas a los estados financieros a fecha junio de 2011. Si las publicadas fueran las únicas conclusiones, el saldo parece el parto de los montes. Limitan el trabajo algunos escenarios que, como es patente, derivan de las legítimas intenciones . La fecha de referencia no es inocente, antes al contrario, está plena de intenciones y lógica interna. Y se ajusta a lo que pretende. Cierto que quizá es poco útil a efectos de los objetivos clásicos que pretende una auditoría en la administración pública. No es una cuestión menor, que se trabaje sobre datos de un presupuesto prorrogado en el que los estados de ingresos están condicionados por la fecha elegida y por las normas de ejecución . Más útil hubiera sido tomar como fecha de referencia la de un presupuesto cerrado y/o liquidado.
Hace nada se han dado a conocer las conclusiones de la auditoría externa llevada a cabo a lo largo del primer semestre de 2012 y referidas a los estados financieros a fecha junio de 2011. Si las publicadas fueran las únicas conclusiones, el saldo parece el parto de los montes. Limitan el trabajo algunos escenarios que, como es patente, derivan de las legítimas intenciones . La fecha de referencia no es inocente, antes al contrario, está plena de intenciones y lógica interna. Y se ajusta a lo que pretende. Cierto que quizá es poco útil a efectos de los objetivos clásicos que pretende una auditoría en la administración pública. No es una cuestión menor, que se trabaje sobre datos de un presupuesto prorrogado en el que los estados de ingresos están condicionados por la fecha elegida y por las normas de ejecución . Más útil hubiera sido tomar como fecha de referencia la de un presupuesto cerrado y/o liquidado.
Las conclusiones publicadas no son sorprendentes. Nada contienen de novedoso que no fuera posible conocer tras una
mirada profesional (y buenos
profesionales tiene la administración
municipal) sobre la situación. Incluso una mirada superficial a los
datos que obran en las dependencias de la institución, revelarían conclusiones iguales. ¿Para ese viaje
hacían falta alforjas?
Dejando de lado las cuestiones menos graves, todas las
dificultades presupuestarias de la
ciudad proceden de un hecho: Mislata
ingresa mucho menos de lo que gasta. En
una relación de 3:4 aproximadamente. Hay un claro problema de consolidación fiscal. Es justo
decir que, de seguir así las cosas,
en los años venideros se puede agravar el problema. La cuestión puede, en
principio, abordarse de tres formas:
Elevar impuestos, bajar gasto o ambas cosas a la vez.
El buen sentido aconseja la tercera. Pero no es
sencillo. Hay poco margen para subir
impuestos. Y no siempre los resultados
son consecuencia de medidas que se pretenden lógicas. Un ejemplo; en los impuesto ligados a la construcción y
al mercado inmobiliario, subir impuestos es inútil, e incluso
contraproducente, por la atonía del sector. Se puede gravar más la
construcción, pero si no se construye, por más que se pretenda, no habrá
más recaudación. Estamos en una
situación de desplome de ingresos . Y, en esta situación, haber rebajado el IBI ha sido una hermosa y efímera noticia pero ha sido, sobre todo, una torpe medida.
Para los próximos años hay que tener la humildad de explicar
realidades, arrostrar responsabilidades, huir de comportamientos miméticos, reformar programas, olvidar promesas, y aplazar
infraestructuras.
Y centrarse en avanzar hacia un horizonte donde se
gastará, como máximo, lo que se ingresa. Con la actual financiación el equilibrio pasa
por no cometer errores, pensar lo que se hace y pensar en las consecuencias de
lo que se hace. Pero sobre todo pasa por reducir el gasto. No es un buen trago pero... no se hace una
tortilla sin romper huevos.
Quedan prédicas pero me temo que también sobra desierto.
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