El proceso de recogida de avales trajo las primeras tensiones. Toda la
organización miró hacia Andalucía. Con malsana curiosidad, unos . Y otros
con la ansiedad de quien se sabe
dependiente y precisa una tabla de salvación por un error de
precipitación en la apuesta.
Fueron muchos los aspirantes a candidatos . El número de
avales recogidos, descartaron a Sotillos
y los que podríamos llamar " fracción lunática". En la línea de
salida se presentaron Pérez Tapias, Pedro Sánchez y Eduardo Madina.
El primero en hacer pública su voluntad de concurrir fue Pérez Tapias. El decano de Filosofía de
la Universidad de Granada representa la
opción de Izquierda Socialista. Me cuesta mucho hablar (mal) de IS, porque una gran parte de mi modestísima
biografía política sólo se explica desde la Corriente. Sin embargo nada me impide reconocer que es uno de los ámbitos donde la
necesaria evolución de ideas y
renovación de personas se han aplazado indefinidamente, más allá de que se haya incorporado alguna que otra figura friki . Todos nos hemos hecho
mayores oyendo las mismas voces diciendo
las mismas cosas aunque los problemas y los tiempos fueran bien distintos. Vista los antecedentes no se puede descartar que
el propósito de la candidatura sea "contar" los apoyos; saber
"cuántos somos o podemos ser" , algo que siempre es muy conveniente si se quiere hacer
valer en caso de integración o futuras
contiendas. Y también tuve claro desde siempre que conseguiría alcanzar los
votos para ser candidato: en tiempos
dudosos , no son mal refugio los principios viejos; y además, porque su presencia en la carrera importaba
mucho en el sur, y a más gente que a la gente de IS. Las razones son obvias. Y
los números lo evidencian.
Pedro Sánchez es eso que se valora tanto, es una "cara
nueva". Pero es también una cara inédita. Alguien desconocido porque, en principio, desconocidas eran sus opiniones. El anuncio
de su candidatura me sorprendió preguntando quién es y qué
piensa. Las dudas se despejaron desde el
momento en que la Sra. Díaz decidió que se retiraba de la carrera y que
"mantendría la más estricta neutralidad". Sánchez pretendió reducir sus mensajes al mínimo y tratar de
pasar como una "algo nuevo". Cuando no fue
suficiente se vio en la obligación de mostrar "unas ideas". Las que ha
empezado a pergeñar se reparten, por ahora, a partes iguales entre la
obviedad, la más absoluta nadería y algún error de bulto. Porque Sánchez pertenece
, yes duro decirlo de alguien que se presenta como profesor universitario, a esa generación que confunde lastimosamente conceptos como el welfare con la "sociedad del bienestar" y
cree en el copago como instrumento de justicia social porque (¡claro!)
"bajar impuestos es de izquierdas".
Sánchez es el candidato del aparato territorial. Es el
candidato de la Sra. Díaz que parece pretender un SG hipotecado y provisional
mientras deshoja la margarita de su propio futuro. Los avales recogidos en
Andalucía así lo atestiguan.
Pero Sánchez es
también el candidato de los llamados barones del 23%; de esas federaciones que
muestran una incapacidad antigua y contumaz para ser alternativa real de
gobierno. De los jefecillos que han hecho una cómoda carrera aspirando a ser jefes
de la oposición o, a lo sumo, gobernar un ayuntamiento de medio pelo. El inequívoco entusiasmo por Sánchez se
fundamenta en el blindaje que les garantiza el espeso continuismo orgánico frente
a los votos esquivos y la falta de proyectos. Y, por qué no decirlo que Sánchez es el que prefiere la derecha política y mediática si se puede constatar en
portadas de diarios y en el tiempo que le han dedicado los medios
audiovisuales.
Eduardo Madina es
el más joven de los tres, pero es también el de más larga e intensa trayectoria
política. Ha justificado su aspiración a la SG del PSOE para "blindar constitucionalmente los
derechos a la sanidad y educación pública" y para intentar "resolver
las tensiones territoriales en el marco de una España federal". El
propósito no debe ser descabellado porque ha sido asumido inmediatamente por
sus contrincantes. A fuer de sinceros, el
planteamiento no es demasiado novedoso, porque es el mismo que ha planteado Rubalcaba
a lo largo del último año, a raíz de la
Conferencia Política .
En esta coincidencia
y en la reivindicación de la "herencia de ZP" ( a pesar que el ex
presidente haya tratado de desanimarle la candidatura) han creído encontrar la derecha y la
"verdadera" izquierda un flanco para deslegitimar su candidatura. Ni
el hecho de ser un mutilado por el terrorismo vasco le ha librado de la infame acusación
del director de un centenario periódico monárquico de "ser un chico que simpatiza con los
postulados de ETA". No es la primera vez que suena para ocupar el cargo.
En los prolegómenos del Congreso 38 se
le animó desde el Sur a dar un paso adelante . Esquivó la invitación, entonces,
con una frase: "el PSOE es demasiado grande para mi
estatura". Quizá ahí se encuentren alguna explicación a la animadversión del Sur.
Su mirada al interior de la organización le lleva a proponer
cambios. Dejémosle que hable: " Si
soy elegido secretario general del PSOE las convocaré en noviembre con el
formato, modelo y calendario que estaba previsto. Soy partidario aprobar un
código deontológico de comportamiento interno, de la limitación de mandatos, de
asumir el principio de una persona un cargo, de hacer los congresos de abajo a
arriba empezando por las asambleas locales y terminando por el congreso
federal".
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