27 may 2011

Elecciones en Mislata (II): Pierde el PP

El análisis “fino” del resultado de las elecciones municipales exige admitir implícita e inevitablemente un alto riesgo de equivocación.
No cabe duda que el PSOE local se presentó ante los electores con fortalezas y debilidades. Después trataré de examinar, desde mi perspectiva  unas y otras. Pero  el vuelco electoral e las en Mislata se explica más fácilmente y con mayor convicción desde los errores del PP local.
¿Por qué perdió el PP en Mislata?
Los “10 años contigo”  fue el lema con el que los conservadores lanzaron la precampaña en Mislata. A juicio de los electores han sido demasiados años. Particularmente en los cuatro años últimos encadenaron errores políticos, insensibilidad social y una buena dosis zafiedad.  Los errores más conspicuos tienen que ver con las obras públicas.

El caso de los aparcamientos
La construcción de “cuatro aparcamientos” a cargo de una empresa amiga  y todas las vicisitudes por las que transcurrió el caso tuvieron   consecuencias diversas y acumulables que, finalmente,  dieron un resultado tal  que no se explica solamente por la suma de los errores parciales. Quien tenga ganas y tiempo puede seguir el kafkiano proceso en el que se adjudicó la construcción y explotación de cuatro aparcamientos,  a riesgo y ventura del adjudicatario. De ellos sólo  se materializan tres Y el Ayuntamiento de forma increíble, ante lo ruinoso del negocio, acepta indemnizar a la empresa como si hubiera construido los cuatro.  Pero la construcción, por otro procedimiento,  del fallido cuarto aparcamiento, se demoró tres años en forma de un “socavón” en el centro de la ciudad que condicionó vidas y haciendas de ciudadanos y comerciantes. La irritación vecinal se cocinó en el jugo de la inactividad culposa del gobierno municipal.
La gestión de los fondos del Plan Zapatero y, en particular, el inactivo Centro de Día que  no ha sabido poner en marcha por falta de los recursos municipales dedicados a fines menos perentorios, son mudos testigos de una administración lamentable.
Una gestión ruinosa de la arruinada hacienda municipal
La política de inversiones, la escasa eficiencia de los gastos corrientes, y los gastos financieros han llevado a la  Hacienda Municipal a una  delicada situación que obliga a elaborar presupuestos cada vez más Ilusorios y, por consiguiente, a un incremento desbocado de los impuestos. Particularmente el incremento del IBI  de año 2008 y la torpe gestión de la rebelión ciudadana consiguiente sembraron de dudas la capacidad de Corredera  y su equipo para dirigir una ciudad de más de 40.000 personas.


El caso de la Sanidad y el Hospital Militar
La opción ideológica del PP sobre la sanidad tuvo consecuencias nefastas para el gobierno municipal y la candidatura del PP. La frustrada reclamación del Hospital Militar como el “hospital de Mislata” primero y la agregación de la ciudad al Hospital de Manises  se tradujo en un enojo de la ciudadanía que crecía a medida que la sanidad pública sui generis impulsada por el PP acumulaba insuficiencias y mala fama.  El PP local y el equipo de Corredera intentó capear el temporal uniéndose primero  a las manifestaciones ciudadanas  y, ante la reclamación creciente  para  sacar a Mislata de Manises  en una decisión desconcertante cambió  de rumbo reivindicando la sanidad privada.  Ante la ciudadanía, el gobierno municipal se retrató como  pusilánime y cobardón. Cada manifestación se convirtió en una enmienda a la totalidad de las políticas del PP. El apoyo del PSOE local a la movilización y el acierto que supuso el dejar el protagonismo a los ciudadanos le granjeó el apoyo del sector vecinal más activo  y concienciado.

Los casos zafios y grasientos
A lo largo del mandato último Corredera y su equipo perpetraron decisiones impopulares aireadas  por la oposición municipal y a las que no lograba poner sordina a propaganda oficial.  Los incrementos de los gastos propios de los órganos de gobierno   -en los que es imposible tratar de disimular el interés directo y personal-,  las políticas clientelares, las actitudes chulescas y violentas  de algún concejal,  los casos de nepotismo  y cuñadismo  y esas cosas que uno no sabe cómo calificar sin que suene a insulto, acabaron por consagrar, a los ojos de los ciudadanos, a Corredera  y su equipo como el culo perfecto para recibir una simbólica patada. 

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